Os presento a Mila Nuk

Siguiendo con las presentaciones de La estación de los condenados iniciadas con la entrada anterior, hoy os voy a hablar de Mila Nuk. Es una esquimal que vive en el típico entorno ártico, con sus días y noches de cerca de seis meses de duración.
Mila es una mujer que todavía no ha alcanzado la mayoría de edad, pero ello no impide que ya se haya casado. Está emparejada con un hombre mucho mayor que ella desde que él la haya salvado de morir devorada por un oso polar que acababa de matar a los padres de Mila.
Mila sufre mal de amores, porque sospecha, con mucho fundamento, que su marido la está engañando con una mujer más joven que ella (supongo que más de una lectora se verá identificada con ella).
El nombre de Mila me ha sido inspirado por Smila, misterio en la nieve, película protagonizada por Julia Ormond, en la que la actriz gala interpreta a una mujer fuerte que, además, es medio esquimal. Por otra parte, el apellido Nuk viene dado por el documental de Nanuk, el esquimal, en el que se plasma el día a día de un inuit.
Mila vive emparejada porque está convencida de que ella sola no podría sobrevivir en el entorno hostil en el que nació y se crió. Pero aunque le tenga una más que justificada fobia a los osos polares, no se arruga a la hora de salir a pescar celacantos y trilobites. Porque al igual que en el bosque de Kayla Silva, también hay animales extinguidos o en peligro de extinción en el entorno congelado del poblado de los iglús, que es en donde vive Mila.
Así que Mila no se dará cuenta de lo fuerte e independiente que és, hasta que unos extraños monstruos misteriosos atacan su poblado, y la obliguen a aliarse con un loco viejo ermitaño que deambula por los alrededores del enclave. Iniciarán entonces, bajo la guía del anciano, un viaje hacia el sur.
He de confesar que se me hizo largo escribir la parte del libro referida a Mila Nuk y a su entorno congelado. Creo que es debido a que apenas hay animales en un lugar tan hostil, con lo que tampoco hay oportunidades para que la protagonista interaccione con ellos. Así que para que esta parte del relato resultase más entretenida, tuve que profundizar en los atormentados sentimientos amorosos de la esquimal, lo que a la larga, terminaría por convertirla en el corazón del accidentado grupo que se formaría cuando Layka, Mila y las otras dos se encuentren en mitad del libro...
Además, con el viejo loco ermitaño, he colado un homenaje a la serie clásica de Star Trek, en concreto, al capítulo titulado Y alcé la mano y toqué el cielo.
Y ahora que ya conocéis a Mila Nuk, ya sabéis por qué hay un iglú en la portada del libro:

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