El escritor desconfinado.

¡Insisto! El virus todavía está ahí fuera. Que ya se encuentre toda España en la nueva normalidad, no significa que la pandemia haya terminado. Lo de permitir de nuevo la libre circulación es para reactivar la economía. Es una decisión tomada bajo criterios económicos, no sanitarios. Así que no hay que bajar la guardia. Hay que seguir manteniendo la distancia social de 1,5 metros, usar mascarilla si esto último no es posible, y lavarse con frecuencia las manos. Son tres cosas que todo el mundo puede hacer, que no nos están pidiendo que inventemos la penicilina o que resolvamos una ecuación diferencial de segundo grado. Hay que continuar así, hasta que haya vacuna o un tratamiento efectivo para los casos más graves de Covid-19.
Y ahora que, por enésima vez, he dejado bien claro cómo es esta nueva normalidad, pasaré a hablar de la presentación que tengo pendiente de La estación de los condenados.


Para empezar, la editorial, Ediciones Atlantis, está al tanto de la situación de la pandemia. Durante la nueva normalidad, las presentaciones se realizarán sin la habitual charla-coloquio, para evitar aglomeraciones. Las presentaciones se limitarán a las firmas de libros, para que los asistentes espacien sus respectivas visitas. Si es necesario, se formará una cola con metro y medio de separación entre los lectores. Y todos llevaremos mascarilla.
En cuanto a mi presentación, ya he llamado a Jaime, el dueño del local de Melide, A Fundación Enxebre, en donde voy a hacer la presentación. Ahora mismo, en el momento en el que escribo estas líneas, el local está cerrado y en plena reforma, para adaptarse a la nueva normalidad. Se reabrirá el próximo 3 de julio, y la presentación tendrá lugar el día 10, a la semana siguiente, entre las 18:00 y las 22:00.
Por mi parte, además de los libros, ya estoy aprovisionado de mascarillas, gel hidroalcohólico y una pantalla para cubrirme la cara. Hasta que llegue el día de la presentación, saldré lo menos posible de casa. Recordemos que el virus todavía está ahí fuera. Como mucho, me acercaré al local durante la semana previa a la presentación para depositar los libros, donde también me informaré de las medidas perfiladas por Jaime. Hasta entonces, me limitaré a seguir promocionando mi obra en las redes sociales, como he hecho a lo largo de estos tres eternos meses de confinamiento.
Así que vuelvo a insistir; ¡cuidaos! Distancia de seguridad, mascarilla y lavado frecuente de manos. No quiero que haya un rebrote en Galicia, ni siquiera por culpa de la presentación de mi libro. Porque si tengo que volver a aplazar la fecha, me pasaré los siguientes meses de confinamiento escupiendo sapos y culebras, acordándome de las madres de los imprudentes que provoquen un nuevo rebrote.
Y es que el espectáculo debe continuar:

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