La vida después del Covid-19.

En esta ocasión, hablaré del Covid-19 a través de mi especialidad; la ciencia ficción.


Y es que todo lo que está pasando va a dejarnos huella. Para empezar, ya no nos vamos a saludar dando la mano, abrazos o besitos. O en otras palabras, que voy a dejar de ser un friki asocial. La gente ya no me mirará con suspicacia porque rehuyo el contacto físico en mis escasas interacciones sociales. Aunque lo más probable es que este distanciamiento social se mantenga hasta pasados unos meses después de la finalización de la actual crisis sanitaria.
Se fomentará la democratización del conocimiento científico. Hago esta predicción basándome en lo que está pasando en el pueblo de Cedrillas y en muchas residencias de ancianos, que actualmente, están libres del maldito Covid-19. En todos estos casos, se aplicaron medidas de aislamiento y control semanas antes del viernes 13 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma. Se hizo antes de que las autoridades competentes anunciaran las normas para impedir la expansión de la epidemia. En Cedrillas, bastó con que el médico del pueblo convocase una reunión entre los vecinos, para decirles qué medidas tenían que tomar, incluyendo el aislamiento en domicilio. Estos casos demuestran que tener profusos conocimientos científicos puede salvar vidas. Es decir, que no hay que estudiar ciencias con el objetivo de tener un buen trabajo para el día de mañana. Hay que estudiar ciencias, para entender cómo funciona el universo en general, y las epidemias en particular. No obstante, meses después de que finalice esta crisis, ya volverán al ataque los terraplanistas, los antivacunas, los homeópatas, y demás paganos del siglo XXI, poniendo en peligro la futura erradicación del Covid-19, que espero que comparta el mismo destino que la viruela. Por no hablar de que nuestros ilustres gobernantes van a volver a las andadas, sin voluntad política para invertir más recursos en I+D.
Asimismo, tenemos la oportunidad de comprobar lo profunda que es la huella ambiental de la humanidad en este planeta. Todos hemos oído noticias de que los animales silvestres se están adentrando en las calles vaciadas de las urbes, o que la contaminación ambiental ha disminuido en las grandes ciudades. De momento, se está demostrando, de una vez por todas, lo perjudicial que es para el medio ambiente y para la salud humana, el uso masivo de vehículos que consumen energía fósil. Y ya que también estamos demostrando que entre todos podemos parar la expansión de un patógeno infeccioso, entonces, también podemos evitar que vuelva la contaminación ambiental, ya sea cambiando a un vehículo más respetuoso con el medio ambiente, o optando por hacer los desplazamientos cortos caminando. Y no digo que todo el mundo vaya en bicicleta o conduzca coches eléctricos. Bastaría con usar los vehículos comunitarios.
Y desde aquí, quiero animar a todos los naturalistas que recopilen datos durante este confinamiento, incluyendo la calidad del aire y la temperatura media. Quien sabe, a lo mejor, se descubre que con tan solo un par de meses de parón industrial global, la temperatura media del planeta en el 2020 no aumenta en demasía con respecto al 2019, con lo que se demostraría dos cosas; primero, el cambio climático está siendo provocado por la actividad humana, y segundo, que podemos minimizar sus efectos con un poquito de voluntad colectiva.
Y hablando de desplazamientos; el teletrabajo ha llegado para quedarse. Claro que habrá que analizar los casos de cada trabajador de uno a uno, pero creo que, en general, las empresas con teletrabajadores van a encontrar que es mucho más rentable que sus oficinistas trabajen desde casa, que hacer que se reúnan todos en una oficina, después de obligarlos a recorrer varios kilómetros en coche. El ahorro en combustible y en tiempo será considerable, y los oficinistas trabajarán mucho mejor. Y en cuanto a lo de echar de menos a los compañeros de la oficina; para eso se inventaron las redes sociales.
Se abrirá el camino para la implantación de la renta básica universal; es decir, que nos van a pagar a todos, simplemente, por ser habitantes de nuestro país. Ya sé que esta predicción es la que tiene más papeletas para que no se cumpla, pero las actuales medidas económicas, con la imposición de una renta mínima vital a los parados temporales por culpa del actual aislamiento, abre el camino para la implantación de la renta básica universal. Claro que para poder implantarla, sería necesario freír a impuestos a las grandes fortunas, por lo que hay muchas posibilidades de que esta predicción no se cumpla, porque los más ricos se negarían a ello. Y otra cosa, la renta básica universal solamente serviría para que la gente no se muera de hambre. Es decir, que si quieres, por ejemplo, comprarte un cochazo deportivo, vas a tener que trabajar y ganarte el sueldo de toda la vida.
Quiero terminar esta lista de predicciones con una que estoy viendo que nadie está haciendo. Dentro de unos meses, habrá un baby boom. Será una oleada que empezará por China y se extenderá por todo el mundo, de la misma manera en que los terrícolas tuvimos que encerrarnos en nuestras casas con la expansión de la pandemia. Mucho se está hablando de que el encierro está provocando un aumento de los casos de divorcio, o de violencia de género. Pero nadie está hablando de esas otras parejas, encerradas en la misma casa, con demasiado tiempo libre, y bajo la amenaza latente de muerte por Covid-19... Creo que es lógico pensar que en todas las casas con parejitas, habrá, en cuestión de unos nueve meses, una nueva personita viviendo allí. ¿Entendéis de qué hablo, o queréis que os haga un dibujito?

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