La estación de los condenados.

La estación de los condenados es la quinta novela que publico en formato de papel.


La estación de los condenados narra las vivencias de cuatro mujeres que no se conocen entren ellas y que, en principio, no tienen nada en común.
Por un lado, tenemos a Layka Silva, una niña de trece años que vive en Fuente-Rodríguez, un pueblo de cabañas situado en medio de un bosque dominado por secuoyas. Recientemente, ha sido expulsada del colegio del pueblo porque le ha crecido el pecho. Sin embargo, ella se obstina en cumplir su sueño de ser la nueva profesora de la aldea, una escritora científica-naturalista. Pero en su pueblo, todo el mundo le dice que tiene que casarse cuanto antes para ser ama de casa y parir muchos hijos.
En otro enclave, mucho más frío y congelado, Mila Nuk es una esquimal que está casada con un hombre mucho mayor que ella. No obstante, Mila sospecha que su marido tiene una amante que es más joven que ella.
En una sabana cálida, Lunga Almar vive junto con su hija, que está a punto de cumplir los tres años de edad, en la tribu de los baobás. Víctima de la ablación ritual que experimentó en su tercer año de vida, Lunga también sufre el maltrato de su marido alcohólico.
Y en una selva tropical, Tomoe Wing-Chun se gana la vida siendo una experta cazadora para su tribu. No obstante, a sus veinticinco años, ya es considerada demasiada vieja por las mujeres de su tribu porque, a estas alturas de su vida, ya debería haber tenido un par de hijos con su amado marido.
Layka, Mila, Lunga y Tomoe son cuatro mujeres que no se conocen de nada pero, a pesar de ello, sufren la opresión de sus respectivas sociedades patriarcales. No obstante, sus cuatro localidades son atacadas, a la vez, por unos terribles monstruos invisibles de ojos rojos. Es entonces cuando las cuatro, cada una por su banda, deben iniciar sendos viajes para ponerse a salvo. Una travesía espiritual de supervivencia, que termina por reunirlas en un extraño lugar, donde descubren cuál es el horrible secreto que se oculta en sus vidas; la existencia de la estación de los condenados.
Cuando escribí esta novela, pretendía contar un relato con moraleja ecologista. Pero a medida que la iba desarrollando, terminó por ser también una novela feminista. Y tiene sentido que sea así, porque el ecologismo y el feminismo atañen, directamente, a la supervivencia de la especie humana; éste es el verdadero tema de La estación de los condenados.
Subo a esta entrada la canción Emerald Princess de Two Steps From Hell, que va muy bien para ambientar la línea argumental de La estación de los condenados.


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