TV contra la consola.
Cada vez que alguno de mis sobrinos viene de visita por el fin de semana, siempre me piden lo mismo; ¡Tito, ven a jugar con nosotros a la consola!
Claro está que acepto (siempre acepto) y me paso el día jugando con ellos a la consola. Y es pasando el tiempo de esta manera cuando un servidor se da cuenta de este fenómeno. Los niños de hoy en día, no ven la televisión.
De hecho, mis sobrinos conocieron Star Wars antes a través de los videojuegos, que por las películas en televisión.
Y recuerdo perfectamente que cuando era pequeño, siempre me decían que saliera afuera, que leyera algún libro, que no me pasara el día viendo la televisión. Daba igual que haya criado en Galicia, que es una región en España en donde lo normal es que haga frío afuera, o siempre esté lloviendo. Por lo tanto, no me quedaba otra opción que permanecer encerrado y viendo la tele. También, por esta razón, soy un castellanoparlante a pesar de ser gallego.
Pero es que hoy en día, son mis sobrinos a los que hay que decirles que salgan afuera, o que vean alguna película por televisión, para que no se pasen el día con la consola de videojuegos.
¿Significa que me estoy quedando anticuado? ¡No, no lo creo! De hecho, si mis sobrinos siempre me invitan a jugar con ellos, es porque yo les ayudo a superar los desafíos que se presentan en el videojuego de turno. Y además, yo no tengo tiempo para jugar yo solo a la consola, teniendo una vida laborable tan atareada, escribiendo y promocionando mis libros [que por cierto, no se me paga lo suficiente (¡Lean mis libros, por favor!)].
Pero esta situación me recuerda a lo que se vivía a principios del siglo pasado, que cada vez que se veía que una persona se pasaba la vida con los ojos pegados a las páginas de los libros, también se le decía que dejara de leer, que saliera afuera. Si hoy en día, un niño estuviera todo el rato leyendo libros, se pensaría que es algo bueno.
Actualmente sucede lo mismo con las consolas, las tablets y los videojuegos de multijugador. Y si yo trabajara en el mundo de la televisión, me preocuparía, porque parte de la culpa de que sucedan estas cosas es de las empresas dedicadas al entretenimiento audiovisual, que con los contenidos que producen, están consiguiendo repeler a las nuevas generaciones de la televisión, que se refugian en los paraísos virtuales del principios del siglo XXI, donde un jugador halla las emociones y los desafíos en los videojuegos, que no encuentran en otros medios de entretenimiento.
No obstante, yo escribo para este tipo de público, que están aburridos de ver siempre lo mismo en televisión, y se enganchan a cualquier historia que les hagan hervir la sangre con la adrenalina, y que también les hagan pensar.
Así que ya saben.
Claro está que acepto (siempre acepto) y me paso el día jugando con ellos a la consola. Y es pasando el tiempo de esta manera cuando un servidor se da cuenta de este fenómeno. Los niños de hoy en día, no ven la televisión.
De hecho, mis sobrinos conocieron Star Wars antes a través de los videojuegos, que por las películas en televisión.
Y recuerdo perfectamente que cuando era pequeño, siempre me decían que saliera afuera, que leyera algún libro, que no me pasara el día viendo la televisión. Daba igual que haya criado en Galicia, que es una región en España en donde lo normal es que haga frío afuera, o siempre esté lloviendo. Por lo tanto, no me quedaba otra opción que permanecer encerrado y viendo la tele. También, por esta razón, soy un castellanoparlante a pesar de ser gallego.
Pero es que hoy en día, son mis sobrinos a los que hay que decirles que salgan afuera, o que vean alguna película por televisión, para que no se pasen el día con la consola de videojuegos.
¿Significa que me estoy quedando anticuado? ¡No, no lo creo! De hecho, si mis sobrinos siempre me invitan a jugar con ellos, es porque yo les ayudo a superar los desafíos que se presentan en el videojuego de turno. Y además, yo no tengo tiempo para jugar yo solo a la consola, teniendo una vida laborable tan atareada, escribiendo y promocionando mis libros [que por cierto, no se me paga lo suficiente (¡Lean mis libros, por favor!)].
Pero esta situación me recuerda a lo que se vivía a principios del siglo pasado, que cada vez que se veía que una persona se pasaba la vida con los ojos pegados a las páginas de los libros, también se le decía que dejara de leer, que saliera afuera. Si hoy en día, un niño estuviera todo el rato leyendo libros, se pensaría que es algo bueno.
Actualmente sucede lo mismo con las consolas, las tablets y los videojuegos de multijugador. Y si yo trabajara en el mundo de la televisión, me preocuparía, porque parte de la culpa de que sucedan estas cosas es de las empresas dedicadas al entretenimiento audiovisual, que con los contenidos que producen, están consiguiendo repeler a las nuevas generaciones de la televisión, que se refugian en los paraísos virtuales del principios del siglo XXI, donde un jugador halla las emociones y los desafíos en los videojuegos, que no encuentran en otros medios de entretenimiento.
No obstante, yo escribo para este tipo de público, que están aburridos de ver siempre lo mismo en televisión, y se enganchan a cualquier historia que les hagan hervir la sangre con la adrenalina, y que también les hagan pensar.
Así que ya saben.
Lean mis libros publicados por Ediciones Atlantis o Editorial Amarante.
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