La nueva "normalidad".

Con esta expresión tan orwelliana quise titular la presente entrada. Y es que me está dando la impresión de que la gente piensa que cuando pasemos de la fase 3, ya podremos volver a hacer la vida social que había antes de que el Covid-19 apareciese en nuestras vidas. Pero lo cierto es que aunque pasemos de la fase 3, el virus hijop**a seguirá estando ahí fuera. O en otras palabras, que aunque dispongamos de libertad de desplazamiento, seguiremos manteniendo la distancia social de dos metros, tendremos que lavarnos las manos con frecuencia, usar las incómodas mascarillas y  continuar con todas las medidas de higiene, detección y aislamiento que hemos aprendido durante los últimos meses.
Por este motivo, no se dice que pasar de la fase 3 signifique volver a la normalidad, sino, a la nueva normalidad. Lo digo aquí, porque temo que los negacionistas de la pandemia se pasen por el forro todas las medidas aprendidas durante los meses de confinamiento. Ya han visto lo que ha pasado en ese vuelo a las Islas Canarias, con este pasajero que decidió embarcar a pesar de ser sospechoso de estar enfermo y que no quiso esperar a que las pruebas que se le practicaron le confirmasen como positivo. Un solo individuo imprudente puede provocar un rebrote. Lo que a su vez podría dar lugar a una epidemia, a un retroceso en las fases y de vuelta al confinamiento general y al estado de alarma, con todo lo malo y dañino que conlleva.
Así que está más que claro que la sola existencia de este microorganismo va a cambiar nuestros hábitos y nuestra sociedad (si no los ha cambiado ya). Por ejemplo, ahora yo ya tengo una idea más precisa de lo mal que reaccionaría la infraestructura económica-social ante la llegada en público de un alienígena a la Tierra, aunque sea con intenciones pacíficas y diplomáticas.


Y en esta entrada, además de expresar mi temor por la negacionistas, también quiero contar algunas predicciones mías, basadas en la influencia del virus hijop**a en la cultura.
Para empezar, los guiones de los rodajes reactivados se están modificando. Se acabó lo de que los personajes se toquen, abracen y besen. Todas las producciones audiovisuales que se realicen desde el final de la fase 3 hasta la difusión de la vacuna del Covid-19, van a estar afectadas por la norma de la distancia social de dos metros. Ya lo estoy viendo. Dentro de una década, se va a notar cuando una película fue filmada durante el 2020 y el 2021, con sus personajes distanciados espacialmente, o porque llevan mascarillas sin que venga a cuento con la trama principal del guión.
En lo que se refiere a la literatura, van a proliferar las novelas juveniles en las que los adultos, reaccionando ante una amenaza biológica o química, obligan a los niños a ir todo el rato equipados con incómodos aparatos de respiración, porque la mencionada amenaza mata a los adultos y utiliza a los más jóvenes como vectores asintomáticos de transmisión. El conflicto generacional estará servido, sobre todo cuando los jóvenes protagonistas descubran que la amenaza de turno tiene un origen artificial, obra de la anterior generación, que les obliga a respirar a través de un tubo.
Ahora me arriesgaré con una predicción más osada. Abraham Simpson, el abuelo de Los Simpsons, va a morir de Covid-19. Sé que estoy hablando de una serie que ha permanecido inalterable desde los años 90. Incluso existen capítulos que de alguna manera han predicho la actual situación pandémica. Pero no me sorprendería que pasase algo así. Sería como marcar un antes y después en esta serie, en relación con el Covid-19. Al menos, seguro que Homer va a saltarse tontamente todas las medidas necesarias para cortar la cadena de contagios del virus hijop**a.
Y pasando a otra serie, en estos días no pude evitar acordarme del grimoso anciano pederasta que es vecino de los Griffin en Padre de familia. Ya saben, el viejecito del taca-taca (no me acuerdo de su nombre) que siempre se está insinuando a los niños, y que le gusta tenerlos cerca. Como hagan un capítulo sobre el Covid-19, veremos a este tipo apartando a los niños con el taca-taca, enfundando en un EPI y diciendo entre silbidos; Fuera, fuera, portadores de la muerte.
Y a todo esto, hay algo en el campo del humor y de la parodia que todavía no he visto, pero supongo que todos lo veremos cuando finalice el estado de alarma. Por lo menos, ya lo estoy visualizando. Sucederá en el programa especial de final de año de José Mota. Mota, caracterizado como Enrique Simón, estará ante unos confusos periodistas jugando con ellos a Simón dice.
Simón dice, todos con mascarilla. Simón dice, la mascarilla solo para sanitarios. Simón dice, todos encerrados. Simón dice, guantes fuera.
Ya se están imaginando la escena, ¿no?

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