La presencia de la mujer en la ciencia ficción.

Muy a menudo, me preguntan por qué apuesto por personajes femeninos fuertes.
Tradicionalmente, la ciencia ficción, estaba dirigido a un público masculino, sobre todo cuando en este género es blando y se añadía ingredientes de terror, de acción y de aventura. Por lo tanto, los personajes femeninos solían ser criaturas débiles e indefensas, que normalmente eran capturadas por el villano de turno, para que el héroe demostrase su valía y su arrojo en un rescate de proporciones épicas.
Supongo que por este motivo, la mayoría de las chicas no se sienten seguras cuando entran en una tienda de comics o en una librería especializada en este género.
Pero yo soy uno de esos autores que apuestan por esa tendencia de que la protagonista sea mujer. Es cierto que suelo usar este recurso como gancho sexual para atraer al lector masculino, como es el caso de La Asesina Escarlata (por cierto, es uno de mis e-books, disponibles en amazon), donde la protagonista luce palmito en la portada. Sin embargo, lo cierto es que fui criado entre hermanas, que hoy en día son mujeres fuertes e independientes. Por esta razón sé que si una mujer quiere prosperar en un mundo de hombres, tendrá que esforzarse mucho más que ellos, y que tendrán que ser mejores que ellos.


Los precedentes que argumentan esta decisión son muchas. Tenemos a la teniente Ripley de la saga de los Aliens, a Trinity, de Matrix, a Padme Amidala y Leia Organa de Starwars, a Laureline, la eficiente compañera de Valerian, a la mayor Kusanagi, de Ghost in the Shell, a Lara Croft de Tomb Raider...
Esta lista es aún más larga, pero el logro de estas mujeres no es que atraigan al público masculino. La verdadera hazaña de estas heroínas es que consiguieron que el público femenino se interese por este género, ya sea porque se veían identificadas con ellas, o porque demuestran que una mujer puede enfrentarse a los mismos peligros que un hombre, tan bien o mejor que ellos.


De ahí, los gustos de Winona Ryder, Zoe Saldana, Michelle Rodríguez o Moon Bloodgood, que son seguidoras confesas del género de ciencia ficción y, siempre que pueden, aceptan trabajar en este género.
Pero últimamente, ha surgido una razón mucho más poderosa por la que apuesto por protagonistas femeninas. Hace unos años, se realizó un experimento con una IA. Se le hizo leer todas las novelas de literatura universal escritas, y luego se observó cómo evolucionó esta IA. Terminó por relacionar el color negro con actos destructivos o negativos, y los nombres femeninos, con actividades domésticas. En estas palabras, que esta IA, bajo la sola influencia de la literatura universal, se volvió racista y sexista.
¿Y qué se deduce de este experimento? Que los autores actuales tenemos el deber de apostar por protagonistas femeninas, para contrarrestar toda la mala influencia generada toda la literatura universal. Por esta razón, los personajes femeninos son tan importantes, o más, que los masculinos en mis obras.


Sucedió con Inés Luz y el ejército de la Neo Alianza en El Heraldo del Caos. También con los personajes femeninos de El Observador. Y arriesgué con esta idea en La odisea de Tashiko, en el que la protagonista, además de fortalecerse a lo largo de la novela, también se muestra sexualmente activa. Sucede lo mismo en La colonia infernal. Y vuelvo a hacer otra vuelta de tuerca con La estación de los condenados, con cuatro chicas que, a pesar de ser diferentes entre ellas, también sufren la opresión patriarcal de sus respectivas sociedades.


No quería terminar esta entrada sin mencionar el ardid de la atracción sexual, que también uso (lo confieso) en mi obra, para convocar nuevos lectores. Y es cierto que pretendo atraer lectores masculinos (tirando a sexistas), además de los femeninos. Pero lo hago para que se den cuenta de algo muy importante del que ya me había percatado yo mismo desde hace tiempo. Y es que las mujeres fuertes son sexys. Son mucho más interesantes que una simplona pin-up, o que la típica ama de casa sumisa y entregada, que las sociedades patriarcales están tan obstinadas en perpetuar por los siglos de los siglos. Una mujer es más interesante cuando está metida en una aventura o en una trama trepidante, sabiendo afrontar cada uno de los peligros que se encuentra en su camino.
Y si hay alguien que piense que este ardid es rastrero, yo le preguntaría; ¿cuál es la mejor manera de convertir un hombre sexista en feminista? ¿Se le llama machista a la cara y se le suelta una enésima charleta intelectual sobre derechos civiles? ¿O no es mucho más efectivo venderle la idea de que las mujeres fuertes e independientes son las más sexys?
No sé, ¿a ustedes, qué les parece?

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