Me gustan los personajes femeninos fuertes.

Una constante en mi obra es la presencia de personajes femeninos fuertes.
En un principio, se podría pensar que los motivos de esta fijación por este tipo de mujeres son más que evidentes:


Y sí, es cierto que me gustan las mujeres fuertes, aventureras independientes, que no necesitan que nadie cuide de ellas. Y sí, este tipo de personajes es lo me convierte en un fiel seguidor del género de ciencia ficción, porque, admitámoslo, es muy difícil encontrar a estas mujeres prodigiosas en otros géneros.
Sin embargo, no hago más que seguir una estela que probablemente comenzó con Alien, el octavo pasajero, que empezó de una manera más bien accidental. Porque, ¿quién iba a pensar que Helen Ripley iba a ser la única sobreviviente de la Nostromo? Sin embargo, este concepto se llevó aún más lejos con Aliens, el retorno, una cinta tan llena de testosterona, de tiroteos, masacres de bichos y humanos... que al final, resulta sorprendente que el clímax de esta historia culmina en un brutal enfrentamiento entre dos madres cabreadas.
Creo que fue un cineasta francés, de cuyo nombre no puedo acordarme, quien dijo que una historia ya es interesante si está protagonizada por una mujer. Creo que esta afirmación es uno de los motivos por el que proliferan estas personajes en el género de ciencia ficción; personajes interesantes, viviendo historias interesantes.
Mención aparte merecen las protagonistas femeninas del mundo del cómic, las cuales se eligen, además del motivo mencionado en el anterior párrafo, simplemente para que el cómic quede estético. Aquí tendría que referirme a Luis Royo y Masamune Shirow, dos artistas que influyeron mucho en mi obra de dibujante de cómic frustrado, ya que se nota mucho que los tres somos heterosexuales.
Y precisamente por mi orientación sexual, La odisea de Tashiko salió como salió, con una protagonista bisexual y que, en un principio, era más bien una persona egoísta y repelente (por no decir pija y mimada).


Pero por fin, después de haber sido náufraga espacial, miembro honorario de una tribu primitiva, la esclava más cara del universo conocido, de ejercer la profesión más antigua del mundo, y de ser reclutada por una intrépida tripulación de buscadores de tesoros, Tashiko se encuentra a sí misma, al trazar su camino, en una demoledora escalada de violencia, para enfrentarse con el mítico guardaespaldas invencible...


Esta ilustración muestra los peligros a los que Tashiko se enfrenta en el capítulo añadido que tuve el buen juicio de incluir en el borrador definitivo de La odisea de Tashiko. La niña pija y mimada se ha convertido en una heroína que ya está lista para la aventura, para abrazar su verdadera vocación. Por fin dejó atrás su antiguo "yo", a la niña malcriada y superficial. Por fin, Tashiko se ha transformado en una mujer fuerte...
¿Y os preguntaréis por qué insisto tanto en que haya personajes femeninos fuertes en mis obras? Quizá sea porque me he criado rodeado por mujeres fuertes. O porque estoy muy concienciado con el actual movimiento del 8-M (que por cierto, ya escribía estas historias, mucho antes de que los políticos, y políticas, se apuntaran a esos movimientos, y moviemientas, feministas). Pero lo cierto es que he de confesar, por muy irónico que pueda aparecer, las mujeres fuertes son las que más protagonizan mis fantasías eróticas más recurrentes.
Para empezar, una mujer fuerte es sexualmente activa. Se aparea con quien quiere y cuando quiere, sin tener que das explicaciones a nadie, ni sentir luego arrepentimiento alguno, o sufrir el complejo de que la tachen de furcia. ¡Es su cuerpo y ella decide qué hacer con él!
Segundo punto y más importante que el anterior apartado. Una mujer fuerte es más divertida fuera de la cama. Es decir, que no es el típico objeto de deseo que solamente sirve para acostarse con ella o para realizar tareas domésticas. Vale para mucho más y ella lo sabe. Una mujer fuerte es una aventurera, alguien que se enfrenta al mundo, que no se arruga ante nada. Incluso es alguien que tiene cosas interesantes de las que conversar. Por estas razones, las mujeres fuertes son las mejores esposas o compañeras. Nunca te aburres con ellas.
Y tercer punto, mucho más importante que las dos anteriores. Las mujeres fuertes son las mejores madres. Entiendo que muchas mujeres solamente se vuelvan fuertes después del nacimiento de su primer hijo. De pronto, advierten que son capaces de matar a cualquiera con tal de protegerlo. Pero una mujer fuerte ya es capaz de eso y de mucho más antes de su primer parto. Son protectoras de sus seres queridos y harán lo que sea necesario para defenderlos. Además, que haya mujeres-madres más fuertes evita la extinción de la especie humana. Es una idea que H. G. Wells dejó caer en su novela La guerra de los mundos.
Y a grandes rasgos, estas son las tres principales razones por las que me gustan las mujeres fuertes y aparecen con tanta frecuencia en mis obras.

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