Más ciencia del Covid-19.

Escribo ciencia ficción porque creo en la democratización del conocimiento científico. Por esa razón, siempre que la trama me lo permita, intento poner algo de lo que sé en mis historias. Y normalmente suelen ser datos que yo estimo que todos deberíamos conocer.
Así que aprovecho esta entrada para repasar unos cuantos conceptos científicos más, que en estos días se están difundiendo, y que hay que comprender para poder enfrentarnos mejor a la presente pandemia del Covid-19.
Tiempo de incubación. Ya sé que este concepto es de perogrullo, que se supone que todos deberíamos conocerlo. Pero lo repaso, porque en estos días, a raíz de la noticia de que algún que otro pariente mío resultó ser positivo para el Covid-19, y que otros familiares me estuvieron preguntando por este concepto, lo aclararé aquí, para cualquiera que se atreva a leer mis humildes entradas. El tiempo de incubación es el periodo que existe entre el instante de la entrada de un patógeno en un organismo, y el momento en que empiezan a manifestarse los primeros síntomas. En el caso del Covid-19, es de unos catorce días, y a partir del primer contacto con ese patógeno, el paciente ya puede resultar ser contagioso para todos los que le rodean.
No hay que confundir este concepto con el tiempo de recuperación. Es el periodo que comprende entre la manifestación de los primeros síntomas, y la curación del paciente. En el caso del Covid-19, suele ser de unos veinte días. Es una cifra que puede variar según los síntomas que se manifiesten, y entre esto, y que el virus es nuevo, el médico tiene que realizar tests de detección, para asegurarse de que el paciente ya está libre del patógeno. Es decir, que el paciente es contagioso durante el tiempo de incubación, más el tiempo de recuperación; alrededor de un mes. Es por este motivo por el que el confinamiento que todos estamos viviendo va a durar algo más de un mes, para acorralar al Covid-19 y extinguirlo, al quedarse sin más víctimas a los que parasitar y reproducirse.
PCR. A continuación, hablaré de un concepto más técnico. PCR son las siglas inglesas de Reacción en Cadena de la Polimerasa. Se trata de un proceso que se realiza en laboratorios especializados, en el que se amplifica, o se replica varias veces, un fragmento de ADN para su posterior análisis y secuenciación. No hay que confundirlo con los test rápidos del Covid-19, en el que se determina la presencia de anticuerpos de este patógeno en la sangre de los sospechosos de estar infectados. Seguidamente, explicaré cómo se hacen los test con PCR, y de paso, me daré el gusto destrozando ejemplares del Covid-19.
El análisis empieza con la extracción muestras de mucosas nasales o saliva del paciente sospechoso. Se realiza con un isopo, que es una especie de bastoncillo esterilizado, que se fabrica específicamente para recoger muestras para ser analizadas. El isopo, con su cabeza de algodón impregnado, se guarda en un tubo de ensayo debidamente etiquetado, esterilizado y sellado, para ser posteriormente analizado.
Es en el laboratorio en donde los virus son destrozados. La muestra se somete a procesos químicos y físicos. Reactivos y centrifugadoras trabajan para descomponer al virus. Se separan sus ácidos nucleicos de la cubierta y de la maldita corona.
En este punto, tengo que recordar que el Covid-19 es un retrovirus. Significa que sus ácidos nucleicos no son de ADN, sino de ARN. Por lo tanto, para convertir la secuencia de ARN en ADN, se recurre a la enzima de la retrotranscriptasa inversa. Así se obtiene la muestra de ADN que ya está lista para ser sometida al proceso del PCR.


Para amplificar, o replicar, el ADN, en el menor tiempo posible, se recurre a otra enzima, la Taq polimerasa. Se trata de una enzima extraída de bacterias extremófilas, que son capaces de vivir en ambientes con temperatura muy alta. Por este motivo, la Taq polimerasa solamente es activa a altas temperaturas. Es decir, que para realizar este proceso, el laboratorio tiene que disponer de un aparato capaz de generar estas altas temperaturas.
Y una vez que se ha amplificado la muestra, se trocea, se somete a campos eléctricos en geles viscosos, y se procede a la secuenciación del ADN, para compararlo con la secuencia proporcionada por los investigadores de China.
Trabajar con enzimas tiene su inconveniente; necesitan tiempo, horas luengas, para hacer lo suyo. De aquí, que los tiempos de análisis sean tan largos. Y hay que sumar el tiempo de traslado de la muestra al laboratorio, y la posterior gestión de la información obtenida. De ahí, que las notificaciones realizadas al paciente analizado, se prolonguen durante más de un día, o puede que mucho más, dependiendo del número de muestras a analizar. Los laboratorios especializados, al igual que los hospitales, también corren el peligro de colapsarse. Y por esta razón, los análisis no se hacen a todo el mundo, sino a los grupos de riesgos.
No obstante, si tenemos en cuenta los tiempos de incubación y recuperación, podríamos dar por sentado que una población está libre del Covid-19, si toda ella se mantiene en cuarentena durante cuarenta días. Así que ánimo con el encierro, porque es muy probable que ya estemos alcanzando el ecuador de la presente cuarentena.

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