La ciencia del Covid-19.

Vivimos en una sociedad basada en la ciencia y tecnología, en donde la gente no sabe nada sobre ciencia y tecnología.
Esta cita más o menos precisa de Carl Sagan ilustra a la perfección las insólitas situaciones observadas durante estos días extraños que nos han tocado vivir. Y me refiero, en concreto, a esos individuos que se están saltando la cuarentena impuesta por el actual estado de alarma. Será por eso de que el ser humano solamente reacciona ante lo que puede ver, o ante lo que conoce o comprende. Pero si estamos ante la actual situación, es precisamente porque los habitantes de este mundo carecen de conocimientos científicos básicos (o que deberían serlo). Es una perspectiva que refuerza mi vocación de escritor de ciencia ficción. Porque mis obras, además de entretener, enseñan al lector conceptos que no suelen utilizarse durante el día a día del común de los mortales. De hecho, yo mismo estoy aprendiendo o recordando definiciones inherentes a la actual situación epidemiológica. ¿O ustedes, no? ¿O acaso ustedes sabían qué era un coronavirus a finales del año pasado?
Así que me voy a valer de esta entrada para repasar algunos de esos conceptos científicos que hay que entender para comprender por qué no hay que salir de casa.
Carga vírica, aunque no sé si también se dice concentración vírica. Dicho de una manera sencilla, es el número de ejemplares de un determinado virus que entra en un organismo para infectarlo. O en otras palabras, que no es lo mismo que te entre en el cuerpo cientos, miles o millones de ejemplares de virus. Cuanto mayor es este valor, más severa será la enfermedad del individuo infectado. Por esta razón, aparecen anomalías estadísticas, pacientes jóvenes que sufren los síntomas más graves del Covid-19. Y es por este mismo motivo, por el que estamos todos llamados a permanecer encerrados en casa. La manera más sencilla, y puede que la única, de rebajar la carga vírica en el ambiente, es la de permanecer aislado, a ser posible en un lugar ventilado, y así, evitar el número de contagios que se puedan experimentar. Y corriendo el riesgo de ser pesado, desde aquí digo; Hay que quedarse en casa.
Triage. Es un concepto vil e infame, que los medios de comunicación están intentado eludir para que no cunda el pánico. Un médico hace un triage, cuando anda falta de medios y tiene que decidir cuáles son los pacientes que puede salvar, y cuáles no. Normalmente, es una práctica que se realiza en hospitales de campaña en un frente de guerra. Si recuerdan a la enfermera de la película de Pearl Harbor, marcando con un rotulador a los heridos que pueden salvar de los que no, ya saben de qué estoy hablando. Pues bien, cuando un hospital civil está al borde del colapso, los profesionales solitarios están obligados a tomar estas decisiones tan drásticas. Es otro motivo por el que debemos estar en casa.


Campana de Gauss. Este es un concepto matemático que no se cita, pero que sí hemos visto su gráfica. Normalmente, la campana de Gauss es un gráfico que ilustra la relación existente entre el número de individuos y la edad de la población. En las circunstancias presentes, se representa la relación existente entre el número de infectados y el tiempo transcurrido, y se muestran dos campanas. Una más alta y estrecha, que indica el desarrollo de una epidemia sin controles de cuarentena, y otra más baja y alargada, que muestra el desarrollo de una epidemia con controles de cuarentena. Obsérvese que ambas campanas poseen el mismo área. Y al gráfico se le añade una línea horizontal, que representa la capacidad de los hospitales para atender a los infectados. Es un gráfico que cuando lo vi, por fin entendí por qué tenemos que quedarnos todos aislados, cuando me resultaba más que evidente, según la teoría del Caos, que el contagio es inevitable. Se pretende que, en vez de tener que tratar a muchos enfermos de golpe, los hospitales tengan que atender a unos pocos enfermos durante un tiempo prolongado. Lo cierto es que este gráfico se me mostró por televisión el día antes del inicio de la presente cuarentena, así que tengo que preguntarme por qué no nos lo han enseñado mucho antes, cuando se declaró la epidemia en China. Y también está el tema de la capacidad de los hospitales, que a lo mejor, estaría a la altura de las circunstancias si en su día no se hubiera hecho recortes. Pero será mejor que dejemos estas dos últimas cuestiones para después de la cuarentena, porque será entonces cuando llega el momento de debatirlo.
Radiación ultravioleta. Puse para el final este último concepto, para dejarle a usted, inquieto lector, con un esperanzador sabor de boca. Mucho se está hablando de que cuando avance la primavera y nos alcance el verano, la epidemia se acabará, porque llegará el calor. Pero no es el calor lo que mata a los patógenos. Es una confusión que se comparte con el concepto de la llegada del otoño con la caída de las hojas de los árboles, o la floración en primavera. Tenemos al Sol, a la inclinación del eje terrestre y a la traslación de la Tierra como aliados contra el Covid-19. Subirá el fotoperiodo, es decir, las horas de luz diurna. Y al mismo tiempo, el clima será más cálido, lo que propiciará los cielos despejados. Será entonces cuando también suba la radiación ultravioleta. Porque es esta radiación, lo que de verdad fríe los patógenos. Por esta razón, no pillamos la gripe en pleno verano. Y por este mismo motivo, puede que los tiempos de cuarentena en occidente sean menores que los vividos en China. Quien sabe, a lo mejor la campana de Gauss baja termina por acortarse gracias a esta circunstancia ambiental.
Pero de todas maneras, sugiero seguir las indicaciones de la OMS hasta que finalice esta crisis sanitaria. Y si han leído con atención esta entrada, ya saben por qué.

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