Reseña "Vidas e historias LGBT da Idade Media".

Los hombres eran hombres en la Edad Media... ¡y llevaban medias! Esta es la conclusión a la que va a llegar el lector profano después de haber leído Vidas e historias LGBT da Idade Media, un ensayo escrito por Carlos Callón y publicado en gallego por Xerais.

El germen del presente ensayo estriba en la publicación en 2011 de Amigos e sodomitas, también escrito por Callón. Se trata de una recopilación de análisis de cantigas y documentos históricos que descubre la realidad afectiva-sexual de la época medieval. Ha llovido mucho desde entonces, y Callón ha ido descubriendo nueva documentación por el camino. Por lo tanto, en lugar de reeditar el anterior libro, ha publicado este nuevo, del que se ocupa la presente entrada.



Lo primero que me llamó la atención de la lectura de este libro, es la contextualización que realiza Callón sobre la homosexualidad, porque es un término que se acuñó por primera vez en el siglo XIX. Por consiguiente, hoy en día hay mucha gente que todavía piensa que el movimiento LGTBi es un fenómeno actual, prácticamente del siglo XX hasta la actualidad. Pero no me extraña esta confusión, al fin y al cabo, también viene, de la mano de los intelectuales del siglo XIX, la concepción de prehistoria, y de que todo lo que date de esa época tiene que ser, a la fuerza, salvaje, ineficiente y poco o nada sofisticado. Por no hablar de que los físicos del XIX creían que existía el éter fuera de la Tierra, como se menciona en una de mis anteriores entradas.

Todo lo contrario, como se puede apreciar en este libro. Cualquier intelectual de hoy en día que sepa un mínimo de filosofía clásica, conoce las inclinaciones sexuales de Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno y demás compañía de la Antigüedad grecolatina. Si leemos los libros de texto de Historia, da la impresión de que existe un gran vacío, en lo referente a la homosexualidad, desde la Antigüedad (cuando los hombres eran hombres, y llevaban faldita) hasta el siglo XIX. Callón intenta rellenar este hueco de información con sus trabajos de investigación.

Casi todos los capítulos comienzan con una cantiga en gallego-portugués, seguida de una traducción, lo que da lugar a un sesudo análisis por parte del autor, citando otras fuentes de investigación.

Lo siguiente que me llamó la atención fue cómo se deforma la información al pasar de unas manos a otras, aunque es un fenómeno con el que estoy familiarizado. Las cantigas analizadas en este libro, fueron en su día cantadas por juglares y trovadores en las plazas y caminos del medievo, trasmitiéndose de manera oral. Sería el equivalente medieval de las actuales redes sociales, en donde se difunde la información concerniente a la actualidad de la época. Nos llegan a nosotros porque en ese tiempo fueron transcritos a archivos escritos; piensen el monje escriba de un monasterio. Pero, siglos más tarde, al ser analizados por historiadores, hay muchas oes que pasaron a ser aes; los adjetivos masculinos se vuelve femeninos bajo una concepción heterosexual de la realidad. Suele pasar cuando estas cantigas, cantadas originalmente en gallego-portugués, son traducidas al castellano actual o a otras lenguas. Por lo tanto, hay que acudir a los archivos originales para verificar que la información no ha sido adulterada con intenciones presuntamente bienintencionadas. De hecho, este libro presenta fotografías y escáneres de fragmentos de estos documentos, en donde Callón resalta la perfecta forma redonda de la o final de ciertas palabras, para comprender que la cantiga de turno sí es lo que parece, y no lo que debería parecer; una canción de amor de un hombre a otro hombre.

Hay que resaltar que el trabajo de Callón ha sido bastante arduo. Aparte de enfrentarse a esta adulteración, también tenía que diferenciar entre obras que describían relaciones amorosas o eran directamente satíricas o de mal-dezir. Ha tenido que sumergirse en estos archivos históricos y en los trabajos de muchos otros autores para poder desvelar la verdad sobre la homosexualidad en la Edad Media. También tuvo que distinguir entre relaciones amorosas o de amistad, pues en esa época era habitual utilizar un lenguaje amoroso cuando se hablaba de la amistad de entre dos hombres.

Pero lo cierto era que la homosexualidad estaba normalizada, desde la Antigüedad grecolatina hasta el siglo X, más o menos, cuando la Iglesia, basándose alegremente en un pasaje bíblico, inventó el pecado de la sodomía. Se hizo en un momento en que se estaban asentando los distintos reinos en Europa y era necesario centralizar las instituciones frente a influencias externas y de otras religiones, filosofías ajenas que tenían en común una concepción distinta de la sexualidad a la ordenada de la Iglesia, que consideraba (y considera), un pecado muy grave tener sexo si no es, estrictamente, para fines reproductivos. Estos Reinos se valieron de que la Iglesia ya estaba muy extendida para usarla como herramienta para ejercer un mayor control sobre sus súbditos. Cuando leí esta parte, me pregunté cuántas otras conductas sexuales se han demonizado por parte de la Iglesia a partir del siglo X, y que hasta entonces entraban dentro de la normalidad y de lo aceptable. Quizá el propio Callón se digne a tirar de este hilo en un futuro ensayo.

No quería terminar la presente entrada sin animar al lector que se sienta excluido del movimiento LGTBi a que lea este libro. Porque en este escrito, además de homosexualidad masculina, santos trans y mártires gais, también se habla de lesbianismo, mujeres bisexuales (consideradas hermafroditas por sus contemporáneos), soldaderas y monjas con juguetes franceses. Son unos capítulos en donde Callón tuvo que esforzarse más a la hora de documentarse, porque las mujeres en la Historia son prácticamente invisibles, pasando tres cuartos de lo mismo con sus relaciones lésbicas. De hecho, hubo épocas en donde el lesbianismo se consideraba una relación imposible. Por lo tanto, lejos de poner en peligro mi heterosexualidad, la lectura de este libro la ha reforzado. Así que no me vale eso de no leas este libro que te volverás maricón, porque no es cierto; es una solemne tontería.

También quería avisar sobre el lenguaje explícito que se usa en este ensayo, especialmente justificado, porque son palabras y expresiones que aparecen directamente en las cantigas a analizar. Pero es necesario recalcar esta manera de hablar sin pelos en la lengua, para mostrar que las cantigas cuentan, precisamente, lo que parece que están contando.

Además, ya en los últimos capítulos, se nos muestra un documento legal datado en el año 1061 que, a todos los efectos, es un casamiento de hecho entre dos hombres, destinado a proteger sus bienes y asegurarse su convivencia en común. Es decir, que el matrimonio gay no es un invento de hoy en día.

Y si después de la lectura de este libro, alguien piensa que el autor está equivocado con sus conclusiones, entonces tendría que demostrar que muchos de los autores, de la profusa bibliografía que aparece al final de este escrito, también están equivocados.

Termino esta entrada ilustrada-musical con un tema de Projecto Mourente, que pone música a una cantiga del juglar gallego Nuno Porco, una de las muchas canciones que aparecen en este libro; Vidas e historias LGBT da Idade Media, de Carlos Callón y publicado por Xerais.



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