Reseña "A costa máis afastada".

Un mal está acechando Terramar; los magos de las islas externas están perdiendo sus poderes mágicos. Con este fenómeno tan inquietante empieza A costa máis afastada, el tercer libro escrito por Ursula K- Le Guin y recientemente publicada en gallego por Boadicea editora. Por este motivo, el príncipe Arren acude a Roke a dar el mensaje de este síndrome de incapacidad que también está afectando a los magos de su isla.

Y a este problema se tiene que enfrentar el mago Gavilán, el cual, después de las peripecias vividas en Un feiticeiro de Terramar y As tumbas de Atuan, además de otros varios años de viajes y aventuras, ha aceptado el puesto de archimago de Roke.

Así pues, en esta tercera entrega de Historias de Terramar, Gavilán ya es, por fin, el típico mago viejo, de unos cincuenta años de edad, que ya ha alcanzado el culmen de su carrera como hechicero. Y si el lector ha leído las dos anteriores entregas, ya conocerá los pormenores del arte de formular hechizos en Terramar y, por lo tanto, ya adivinará que esta pérdida de poderes que aqueja a las islas externas está ligado al olvido del uso de la lengua antigua, una amnesia de conocimiento que experimentan todos los afectados.

Siendo archimago de Roke, lo lógico hubiera sido que Gavilán delegara a un subordinado la tarea de investigar el porqué de esta desconexión con la magia. Pero en lugar de ello, Gavilán decide adoptar viejas costumbres y encargarse él mismo de resolver este misterio, reclutando al príncipe Arren para que sea su compañero de viaje.

Se inicia así una nueva travesía por el archipiélago de Terramar, en donde Gabilán y Arren tendrán que vérselas con esclavistas de Hortaburgo, la locura de Lorbanerry y los indígenas asalvajados de Obehol. Es un viaje que les llevará, de nuevo, al mar abierto de fuera del mapa, en donde serán salvados y acogidos por una tribu que vive en balsas, mencionada en una de las leyendas citadas en el segundo libro. Y durante esta accidentada aventura, ambos pasajeros advierten que este mal no afecta solamente a magos, sino también a artesanos, artistas, agricultores y pescadores, que de pronto olvidan cómo fabricar sus productos, cómo componer nuevas obras, cómo cultivar y cosechar, o cómo tejer redes y pescar (Incluso me afectó a mí mismo, que llegué a creer que mi apellido estaba mal escrito y que debía de tener una n intercalada que nunca tubo).Y que el culpable parece ser un nigromante, un mago que cruza el umbral de la muerte a voluntad, y que les arrebata las habilidades a la gente a cambio de quitarles el miedo a morir (es curioso que los habitantes de Terramar tengan miedo a la muerte, cuando saben a ciencia cierta, gracias a las invocaciones de los magos, que hay existencia tras la muerte).

Por esta razón, Gavilán decide encargarse el mismo de este nigromante, porque él mismo ya había cruzado este umbral en el primer libro. Y también, ha decidido ir acompañado por el joven Arren, un valiente príncipe que le ayudará en sus horas más oscuras.



Es un enfrentamiento que se precipita cuando Orm Embar, el dragón de Selidor, acude en busca de la ayuda de Gavilán, pues los dragones de su isla también están afectados por el síndrome provocado por la influencia del nigromante. Un viaje que termina en el límite occidental de la isla de Selidor, que es, como indica el título de este libro, la costa más apartada, en donde tendrán que encararse con una vieja leyenda de Terramar resucitada bajo la forma de un terrible espectro, antes de entrar en el reino de los muertos y hacer frente al nigromante.

¿Conseguirá Gavilán exorcizar esta nueva amenaza? Descúbralo leyendo A costa máis afastada, escrito por Ursula K. Le Guin y publicado por Boadicea editora.



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