¿Quién es Aldous Orwell Giger?

Poner nombres a los personajes es un auténtico co**zo. Aparte de la corrección ortográfica y las constantes revisiones para eliminar las dichosas erratas, la nomenclatura de los personajes es la parte más tediosa del escritor.

Quizá por este motivo, escribí así mi novela ¡¡¡Nóoo!!! protagonizada por un personaje que carece de nombre. De hecho, no tiene nombre propio hasta el final del penúltimo capítulo, bautizándose a sí misma después de haberse puesto a salvo y de haber cumplido la misión encomendada. También escribí esta novela sin apenas diálogos, porque encuentro tedioso el hecho de que haya autores que cuenten sus historias a base de diálogos. Dialogar un relato viene bien cuando hay que exponer un concepto abstracto, normalmente de carácter científico-filosófico-técnico muy complejo. Pero puede ser muy cargante cuando los personajes se enzarzan en una charla frívola e insustancial, que en nada o en poco enriquece la historia. Por esta razón, en ¡¡¡Nóoo!!! hay tan pocas conversaciones dialogadas, que se pueden contar con los dedos de una mano.

Pero volviendo con el tema de los nombres de los personajes, y sin abandonar del todo el debate del uso y abuso de los diálogos, a veces, los personajes son bautizados por el autor con un gran acierto. Es el caso de Aldous Orwell Giger, el principal antagonista de ¡¡¡Nóoo!!!, y que lleva el hilo de la charla-monólogo que tiene con la protagonista, dando lugar al primer diálogo de esta novela, que aparece ya tarde, en mitad del libro y como punto de inflexión. Precisamente, es Aldous Orwell Giger el que le dice a la protagonista (prácticamente, se lo restriega en la cara) que ella es un producto de ingeniería genética diseñada específicamente para ser una prostituta, confirmando las sospechas que ella estaba gestando durante la primera mitad de este relato...




Pero no nos centremos en el relato, sino en el nombre completo de este ilustre antagonista, sin el cual, la novela no tendría sentido; Aldous Orwell Giger. Si son ustedes fanáticos del género de la Ciencia Ficción, ya conocerán estas tres referencias. Pero como siempre hay algún despistado, a continuación voy a proceder a diseccionar estos tres nombres. Así que, como diría Jack, el Destripador, vayamos por partes.




Aldous es el nombre de Aldous Huxley, el autor de Un mundo feliz, el libro en el que se han basado alegremente para hacer la película Demolition Man. Es una novela que describe una sociedad futura fundamentada en la ingeniería genética, en donde una amplia clase obrera, clónica y diseñada in vitro, sostiene a las clases altas compuestas por individuos genéticamente perfectos. Con esta influencia, quise abrir debate sobre si un ser humano que ha salido de una probeta se le puede considerar como ser humano, al igual que sus congéneres de madre vivípara, o solamente es un producto. Son dos opiniones que se confrontan en ¡¡¡Nóoo!!!, en donde hay dos civilizaciones a punto de enzarzarse en una cruenta guerra interestelar total. En una, tratan a la protagonista como si fuese un objeto mercantil, un juguete sexual, o el sujeto para realizar retorcidos experimentos científicos con fines militares. En la otra civilización, tratan de ayudarla, rescatarla y ponerla a salvo, porque consideran que un ser humano salido de una probeta tiene los mismos derechos que otro nacido de su madre. ¡Ah!, y que no se me olvide. En este libro también aparen las famosas tres conchas de Demolition Man.




Orwell es el apellido de George Orwell, autor de 1984, piedra angular del subgénero distópico. Puede parecer que su influencia se note en la descripción de la primera civilización, la que considera que los seres humanos in vitro carecen de derechos, por lo que se les puede tratar como si fueran poco menos que esclavos. Pero lo cierto es que me he fijado más en la actual sociedad para concebir esta civilización. No sería de extrañar, pues si se fijan en los detalles de 1984, parece ser que Orwell se anticipó a muchos aspectos de la sociedad de hoy en día, y eso que él poco sabía de redes sociales o de vigilancia electrónica. También quería resaltar que, en este libro, suelo mudar de un subgénero a otro cada vez que la protagonista cambia de ambiente, como explico en el siguiente párrafo.




Y por último, pero no por ello menos importante, está Giger, que es el apellido del artista H. R. Giger, conocido por ser el que diseñó al monstruo protagonista de Alien. Gracias a sus diseños biomecánicos, también es uno de los fundadores del subgénero biopunk, subgénero en el que intenté sumergirme en esta novela, sobre todo cuando describo estructuras y artilugios alienígenas. Con este libro, también quería hablar de altruismo biológico y epigenética. Por este motivo creé a la civilización blux, fundamentada en estos dos principios biológicos.

Si ustedes son muy frikis de la Ciencia Ficción, acabarán de de captar la referencia a los cómics de Valerian que hago con el nombre de la civilización blux. En efecto, es un homenaje al transmutador gruñón de Bluxte, la mascota de Laureline, una criaturita útil para cualquier mujer que le gusta ir de compras.

No quería terminar esta entrada sin hablar de otras referencias. Para empezar, la acción de ¡¡¡Nóoo!!! tiene lugar en el sistema Matusalén. No es una simple coincidencia que este sistema estelar esté bautizada con el nombre del personaje más longevo de la Biblia, porque sus astros son más antiguos que el universo. En efecto, la sola existencia de este sistema estelar es una de esas anomalías que obligan a los cosmólogos a replantearse sus teorías ontogénicas. Pero, además, es una fuente de recursos minerales únicos, que solamente se pueden extraer en astros que son tan antiguos. Y por culpa de la explotación de estos recursos, las dos civilizaciones humanas descritas en esta novela están al borde una guerra interestelar. Algo parecido a lo que está pasando hoy en día en Ucrania y en otros tantos lugares de la Tierra olvidados por los medios de comunicación...

Como todo sistema estelar que se precie, y sin abandonar las referencias bíblicas, Matusalén presenta su gigante gaseoso, denominado Jehová, que igual manera que en el Sistema Solar tenemos un planeta llamado Júpiter, en honor al padre de los dioses romanos. Asimismo, hay varios satélites naturales orbitando a su alrededor. Uno de ellos es habitable, un rasgo que se puede apreciar a simple vista. De hecho, la protagonista lo llama la Tierra Anillada, aunque su verdadero nombre es Nuevo Edén. Pero es un sustantivo que lleva a error, pues en este satélite se asienta la civilización distópica que he hablado más arriba. Por otra parte, la protagonista está atrapada en otro satélite de Jehová, denominado Moebius. Si ustedes son matemáticos, pueden pensar que este nombre es una referencia a su cinta homónima, un círculo sin fin con forma de ocho acostado, simbolizando el infinito y resaltando el carácter antiguo de este satélite. Pero, en realidad, es otra referencia a un autor del cómic galo de Ciencia Ficción, que también participó con sus diseños en Alien y en otras películas de Hollywood. De hecho, en Moebius, hay una base minera bautizada con el nombre de Jean-Giraud, dejando claro que se trata de un homenaje que le hago al genial Jean-Giraud Moebius.

Finalizando ya la entrada, quería mencionar otra referencia que se me ha colado de una manera subconsciente. Se trata del nombre de la nave en que la protagonista viaja en el segundo capítulo, la Mermaide-32. Mermaide es sirena en inglés, y no me refiero a la alarma chillona, sino al ser mitológico con forma de mujer de la cintura para arriba, y cola de pez por abajo. Como ya he contado en una anterior entrada, esta novela la he escrito con motivo del estallido de la guerra de Ucrania. Pues bien, hace poco, mientras ¡¡¡Nóoo!!! estaba en el horno, he leído un ensayo escrito por Carlos Callón, Vidas e Historias LGTB da Idade Media, cuya reseña también pueden leer en este blog. Pues bien, en este ensayo, se menciona que, en las ciudades y pueblos grandes, se marcaba la entrada a las calles dedicadas a la prostitución con estatuas de sirenas y criaturas similares. De hecho, si visitan hoy en día Santiago de Compostela, pueden ver una gárgola con forma de sirena a la entrada de la Rúa da Moeda Vella, indicando a los peregrinos de antaño qué tipo de negocios se podían encontrar si entraban en la mencionada calle. Es decir, que sin comerlo ni beberlo, al bautizar esta nave con el nombre de Mermaide-32, doy una pista al lector sobre qué tipo de valioso cargamento se transporta a bordo.




Y a todo esto, se preguntarán con qué nombre se bautiza la protagonista al final de mi novela ¡¡¡Nóoo!!!, publicada por Terra Ignota Ediciones y escrito por un humilde servidor; Eugenio Piñeiro Mejuto. Ahí está lo más irónico. Ese nombre ya lo he mencionado. Pero tendrán que leer mi libro para averiguarlo.


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