Reseña "Lágrimas en la lluvia"

Estrangulada en su casa por su vecina, la cual, tras ser repelida, se arranca un ojo.

Así comienza Lágrimas en la lluvia, la novela cyberpunk escrita por Rosa Montero, una obra que bebe de las fuentes dejadas por Phillip K. Dick con ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?, y por Ridley Scott con Blade Runner. De hecho, el título de la novela es una referencia al monólogo final que el personaje de Rutger Hauer recita en la película, al afrontar los últimos segundos de su existencia.



Pero no se lleven a engaño. El libro de Rosa Montero cuenta una historia completamente original. No se trata de una continuación de Blade Runner ni está ambientado en ese mismo universo. De hecho, para los personajes de esta novela, Blade Runner es una película clásica del siglo XX, que ha dejado una huella tan honda en el inconsciente colectivo que, cuando se empezó a fabricar humanos sintéticos pasado el mediado del siglo XXI, la gente comenzó a llamarles replicantes (supongo que en Extremo Oriente los llamarán bioroides).

La trama de esta novela transcurre en el 2109 y la protagoniza Bruna Husky, una replicante de combate que trabaja de detective privado tras haber servido en el ejército de los Estados Unidos de la Tierra. Es una obra escrita en tercera persona y que sigue los pasos de Husky desde el momento en que fue agredida por su vecina, otra replicante, en un extraño arrebato de locura paranoide. También describe los pensamientos y neurosis de Bruna, como la manía que tiene de contar los años, meses y días que le quedan de vida. Eventualmente, cuando el desarrollo de la trama lo requiera, se describen las evoluciones de otros personajes, con la finalidad de explicar mejor el panorama social del Madrid del 2109 o de crear suspense. Aquí es cuando menciono los archivos históricos supervisados por Yiannis Liberopoulos, amigo de Husky, los cuales están escritos en la novela con una fuente diferente. Estos archivos, además de hacer las delicias de los fanáticos de la ciencia ficción, son indispensables para entender cómo es el siglo XXII a partir de los hechos históricos acontecidos a lo largo del siglo XXI, desde las plagas creadas por el Cambio Climático, pasando por las guerras de replicantes y de robots, la explotación minera de otros planetas o sistemas estelares, y terminando en la unificación de los Estados Unidos de la Tierra.

Después de haber sobrevivido al ataque de su vecina, Husky es contratada para resolver una serie de muertes de replicantes, que presentan un patrón común; todos se han suicidado después de haber matado a otros replicantes. En efecto, su vecina también ha sido víctima de esta trama criminal. Husky inicia entonces una investigación en donde interroga y entrevista a los diversos personajes que habitan en este Madrid cyberpunk del 2109, desentrañado una enrevesada trama plagada de violencia, atentados de falsa bandera y desinformación. De paso, Montero nos va describiendo una sociedad futurista que, sospechosamente, se parece mucho a la actual, en donde los partidos políticos populistas crecen como setas, el Gobierno Central abandona a los ciudadanos a su suerte, hay que pagar por respirar aire limpio, la sociedad está permanente crispada, y se está tan habituado a ver actos violentos en los informativos, que el espectador solamente se alarma cuando los disturbios estallan en su cara.

En un principio, Lágrimas en la lluvia puede parecer la típica novela distópica, oscura y violenta, en donde la protagonista está permanente acuciada por esta sociedad opresiva y por los pocos años que le quedan de vida.  De hecho, Bruna Husky, a raíz de la muerte de su anterior amante, también replicante, ha desarrollado un rabioso complejo del erizo, que la fuerza a mostrarse arisca y desagradable con cualquier persona que intenta ser amable con ella. También llama la atención que, en este mundo futurista, los replicantes se distinguen de los humanos, además de que los primeros presentan pupilas verticales en los ojos, por las burdas operaciones de cirugía estética que se someten estos últimos para no parecer viejos, aunque la esperanza de vida del 2109 raramente supera los 90 años.

Pero a medida que la novela va progresando, se vuelve más luminosa gracias a las relaciones de amistad, o amatorias, que Bruna va desarrollando con algunos de los personajes del entorno. La obra se vuelve más humana al mismo tiempo que su protagonista, sin que el lector deje de tener la impresión de abrir una lata llena de gusanos a medida que la detective se acerca a la resolución final del caso y va tachando nombres de su lista de sospechosos.

No quería terminar esta reseña sin mencionar el personaje de Pablo Nopal, una versión masculina de la típica femme fatalle que suele aparecer en las novelas negras de detectives. Lo cito porque es, entre toda la fauna urbana que se describe en esta obra, el personaje con el que más me he identificado, porque, al ser un memorista, encargado de escribir las memorias de los replicantes, es como un reverso tenebroso mío, o de cualquier otro escritor, que mueve los hilos desde las sombras para tener la oportunidad de conocer en persona a una de sus creaciones... Y hasta aquí puedo leer.

En definitiva, que Lagrimas en la lluvia es una novela que entretiene a la vez que forma, como corresponde a una buena obra de ciencia ficción, capaz de tratar, o parodiar, asuntos actuales desde la lejana y sana perspectiva que proporciona este género.

Finalizó esta entrada con el tema musical Cardboard Box Heroes, de Two Steps From Hell, que va bien para ambientar esta novela negra cyberpunk escrita por Rosa Montero. Gracias por habernos regalado el personaje de Bruna Husky.



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