La temática LGTBi+.

 Mi única motivación es captar nuevos lectores. Lo digo ahora, desde el principio. Así que si algún listillo quiere acusarme de haber escrito una novela con temática LGTBi+ porque esta gente está muy bien organizada y quiero conseguir nuevos lectores entre sus filas, o porque se ha puesto de moda la homofobia generada por parte de ciertos partidos políticos, ya puede ir ahorrándose el comentario, porque acabo de admitirlo con mis propias palabras.



Ahora bien, los que ya conocen mi obra, ya saben que soy un autor muy obsesionado con los prejuicios sociales. Y no me dirán ustedes que no vivimos en una sociedad que peca de un exceso de prejuicios sexuales en general, y de prejuicios homosexuales en particular. Por esta razón, entre otros muchos temas, ese humilde autor hetero que os escribe suele colar algún que otro personaje homosexual en sus novelas porque, simplemente, están ahí y considero absurdo estigmatizarlos o ignorar sus existencias.


Ya empecé con esta tendencia en mi primera novela, donde el protagonista, Telecus Moscagua, criado en una opresiva sociedad medieval, descubre que, entre los seres humanos de otros mundos, los hay que forman parejas de su propio sexo. Es un hecho que llega sorprender mucho más a Telecus, que descubrir que su planeta de origen es redondo o que hay naves espaciales volando entre los astros. Y al ser Telecus de naturaleza heterosexual, tolera de buen grado que sus compañeras de armas tengan parejas femeninas, pero no sucede lo mismo con su sargento instructor, cuando se entera de que está emparejado con otro hombre. No obstante, esta repugnancia inicial que experimenta Telecus no le impide hacerse amigo del novio del sargento, y no tarda en descubrir que es una bellísima persona.


Siendo El Observador una novela ambientada en el futuro de pasado mañana, tampoco podía faltar esta temática en la trama, aunque en este libro, se trata de unas pocas líneas testimoniales. En este caso, el hacker protagonista, para poder impedir que una secta se suicide masivamente, entra en contacto con el oficial al mando de los GEO que está sitiando a los sectarios. Le insinúa que si no le deja intervenir, sacará al oficial del armario; ustedes ya me entienden.
Pero este oficial no es el único personaje gay de la trama. Hay unos cuantos más, pero eso es otra historia y habrá de contarla en otra situación.


Quizá, La odisea de Tashiko sea mi intento más claro de tratar de escribir una novela con temática LGTBi+, porque, para empezar, la propia Tashiko es bisexual, como se puede apreciar en las tórridas primeras páginas. No obstante, todavía hoy en día tengo que defender a esta mujer, que es tachada de viciosa tanto por conocidos como extraños. Una odisea de viajes espaciales en donde, al parecer, me he pasado dos pueblos a la hora de humanizar a la protagonista, con su orientación sexual de mujer del futuro. Ha resultado ser un intento más bien fallido.



Apenas tuve oportunidad de colar esta temática en una novela de terror, como es el caso de La colonia infernal. Como mucho, logré añadir, entre la tripulación de la nave que aterriza en la colonia del título, una mujer mutante, cuyas habilidades sobrehumanas están ligadas a su inusual efervescencia sexual. Este personaje, además de que consigue salvar el día, es una referencia a otra de mis novelas autopublicadas en amazon bajo el formato de libro electrónico; Ninfas del Infierno.



La estación de los condenados es mi novela ecologista-feminista. Podía haber puesto a alguna de las cuatro protagonistas presentando tendencias lésbicas, pero encontraba que la trama ya era bastante compleja sin tener a una de estas cuatro mujeres encerradas en el armario. En lugar de ello, insinué que el maestro de una de las mujeres, un tal Aristóteles, era homosexual. Habría supuesto ser toda una sorpresa, si no fuera porque estaban siendo atacados por monstruos invisibles de ojos rojos...



Y por fin, saliendo de Atlantis y haciéndome a la mar, publico Ironwild, en donde toco la temática LGTBi+ con mayor profundidad. La protagonista es Sandra Savage, una cazadora ermitaña que lleva décadas viviendo sola en un bosque, hasta que una noche, es testigo del aterrizaje de Mich Irons, un visitante de otro mundo que está equipado con un robusto traje ambiental que presenta el aspecto de una armadura blanca. Durante los siguientes días, nuestra cazadora se enamora de este caballero blanco, al ver lo bien que este último se lleva con las formas de vida nativas de su particular coto de caza. El caso es que Savage se enamora de Irons ignorando cuál es su verdadera apariencia bajo la robusta armadura. Y teniendo en cuenta el título de la presente entrada, usted, estimado lector, ya estará adivinando cómo es Mich Irons bajo la armadura.

¿Cómo reaccionará Sandra cuando descubra que no se ha enamorado de un hombre?

Descúbralo en mi nueva novela, Ironwild, publicada por Alamar Libros, filial de Editorial Amarante.

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