Reseña "Señorita Julia".

¡Muerta! Así hallaron a la señorita Julia, hija del conde, al amanecer de la mañana posterior de la Noche de San Juan.

Con una voz radiofónica que narra esta noticia, empieza la obra Señorita Julia, la adaptación que Estudo Momento hace de la obra homónima de August Strindberg, interpretada por Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto. Estamos ante una representación teatral tratada a dos tiempos, en donde se cuenta una relación amorosa tóxica, basada en la atracción entre elementos opuestos.



Y digo que es una historia a dos tiempos porque, después de oírse la notificación radiofónica del hallazgo del cadáver de la protagonista, la oscuridad del escenario da paso a una escena en penumbra, en donde Mejuto, iluminado desde abajo y encarnando al criado Juan, nos va contando los antecedentes del mencionado hallazgo. Así nos sitúa en la alocada fiesta de la Noche de San Juan, que la tal Julia organiza en palacio aprovechando que su padre, el señor conde, está pasando esta festividad fuera de casa.

La transición de un tiempo a otro esta lograda gracias al diseño de iluminación de Antón Arias y al diseño sonoro de Alberto Beade, pues, cuando el criado Juan se queda a solas, en penumbra y con unos sonidos tenebrosos de fondo, estableciendo una especie de charla-monólogo con los espectadores, es el tiempo del interrogatorio. Mientras que cuando el escenario se ilumina y están ambos personajes en escena, en el sótano del palacio del conde, es el tiempo de la noche de autos, en donde se va desgranando los motivos y causas de tan trágico final.

Aquí hay que precisar que lo que denomino tiempo de noche de autos corresponde a la versión original de Strindberg, mientras que el tiempo del interrogatorio es obra del propio Mejuto, también responsable de la escenografía, con la finalidad de adaptar el libreto original de finales del siglo XIX con la época actual. Así se otorga a esta obra una estructura más propia de una película de Tarantino, en donde se empieza conociendo el final, la trama va progresando durante una hora y media, los dos personajes van desgranando los pormenores de sus biografías y de su relación tóxica, y el suspense aumenta a medida que nos acercamos a la conocida y trágica conclusión.

No quería terminar esta reseña sin mencionar el trabajo de caracterización de Mara Collazo, resaltando el calzado desigual que Ares presenta durante toda la obra, equipada a la vez con una bota y un zapato de tacón. Este disparidad de accesorios indica la bipolaridad de género que sufre Julia, causada por la educación opuesta que recibió de sus progenitores, pues su madre le dio una formación feminista y su padre, una instrucción más tradicional.

Y, para finalizar, tratando de evitar destripes innecesarios, queda la cuestión de si Julia se ha suicidado o no, o en qué grado está involucrado el criado Juan en esta muerte. Es una pregunta que cada espectador tiene que contestar por sí mismo. Pero, en cuanto a mí, me parece que para matar a un jilguero basta con una sola navaja, no con las dos que aparecen en la escena final, teñida de luz roja, en donde los dos tiempos, el del interrogatorio y el de la noche de autos se funden en negro... Pero será mejor que lo averigüen ustedes cuando tengan la oportunidad de ver esta adaptación de Estudo Momento en su ciudad.


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