Reseña "Los tiempos del odio".

Cortándose la piel para arrancarse el tatuaje del nombre de su amor no correspondido. Con una escena tan visceral, empieza Los tiempos del odio, la tercera novela de Rosa Montero protagonizada por Bruna Husky.

La trama nos sitúa en el 2110, un año después de los acontecimientos descritos en Lágrimas en la lluvia y unos meses posteriores a El peso del corazón. Nos encontramos con que Bruna ha conseguido, por fin, acomodarse, tanto en su vida privada como la de detective. Prácticamente, a fundado una pequeña familia de marginados sociales en torno a su persona. Continúa con su existencia cotidiana a pesar de que todavía cuenta los años, meses y días que le quedan de vida, y del recrudecimiento de los atentados terroristas de los Ins, que cuentan con una nueva sustancia desconocida para la ciencia, el inferno, cuyas propiedades son las mismas que las del fuego griego de la antigüedad. Pero entonces, su existencia cotidiana da un drástico vuelco cuando su amante, el inspector Paul Lizard, encargado de la investigación de los Ins, desaparece sin dejar rastro.

 


Es entonces cuando Bruna Husky inicia una nueva investigación con la finalidad de localizar a Paul. Y, una vez más, Rosa Montero nos lleva de paseo por este Madrid futurista, que subsiste a pesar de los efectos del Cambio Climático, en donde la población está envejecida y es normal presentar toscas operaciones de cirugía estética. Durante este periplo, Bruna se reúne con viejos conocidos a la vez que hace nuevos encuentros. Investigando a los Ins, entra en contacto con la juventud madrileña, que se expresan con su propia jerga generacional. También entran en escena personajes que echaba en falta en las dos anteriores entregas; me refiero a los cíborgs transhumanistas, que pretenden aumentar el porcentaje de prótesis permitido por la ley para poder prolongar la vida humana. Así mismo, se enfrenta contra una siniestra sociedad secreta que tiene sus orígenes en los rosacruces del siglo XVI y que parece ser la verdadera dueña de la Tierra durante los últimos siglos.

Como ya había pasado en la anterior entrega, Bruna sale de Madrid para desarrollar sus investigaciones. Protagoniza una arriesgada incursión en la República del Cosmos, situado en una titánica estación espacial de alta tecnología. Y en uno de los giros finales, tiene que buscar ayuda en una comunidad que ha rechazado el uso de la tecnología más actual del siglo XXII.

El resultado es una novela adictiva, cuya trama engancha desde el primer capítulo. Y lo digo yo, que no podía parar de leer las últimas cien páginas, sufriendo por el funesto destino de Paul, Bruna y compañía, en un mundo a punto de arder en una cruenta guerra, e incluyendo una asombrosa revelación final que convierte la lectura de este libro en un ejercicio metaliterario.

¿Conseguirá Bruna rescatar a Paul? ¿Logrará robar la fórmula del inferno? ¿Podrá proteger a sus amigos? ¿Sobrevivirá al enfrentamiento con un nuevo archienemigo?

La respuestas de estas, y a otras muchas preguntas, lo encontrarán en Los tiempos del odio, escrito por Rosa Montero.



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