¡Asalto masivo a la valla fronteriza! Miles de refugiados intentan huir de la paupérrima zona contaminada, pero los militares de la frontera lo impiden a tiros, a pesar de que los drones de los medios de comunicación tratan de informar sobre el suceso... No, no es el último boletín de noticias de Ceuta o Melilla. Es lo que se cuenta en el primer capítulo de El peso del corazón, una novela de ciencia ficción escrita por Rosa Montero, en donde Bruna Husky, también protagonista de Lágrimas en la lluvia, toma las riendas de un nuevo caso. Y no es casualidad que esta nueva novela comience así, con un suceso sospechosamente parecido a lo que pasa hoy en día en la frontera sur de España o de Estados Unidos. Recuerden, la ciencia ficción nos permite tomar conciencia de problemas actuales desde una perspectiva más sana que el visionado de un informativo televisivo.
Normalmente, cuando escribo sobre una segunda parte, a estas alturas de la entrada tengo que insertar un enlace para que ustedes puedan leer la reseña en donde hablo de la primera entrega. Pero no lo haré en este caso. A pesar de que en El peso del corazón Montero retoma el mundo futurista que ha creado para Lágrimas en la lluvia, no es necesario que el lector lea primero una novela y luego la otra. La autora cubre los posibles dudas que pueda surgir durante la lectura a medida que el lector se enfrenta con este nuevo caso de Bruna Husky. Además, el libro presenta un apéndice documental en sus últimas páginas, incluyendo una cronología histórica del siglo XXI, cuya información es necesaria para comprender el mundo del 2109 en donde vive la detective Husky. Así que si ustedes quieren leer este libro antes que el anterior, les recomiendo encarecidamente que comiencen por el mencionado apéndice, antes de sumergirse por primera vez en esta ficción futurista que tanto se parece a la realidad actual.
La acción de El peso del corazón tiene lugar seis meses después de los hechos descritos en Lágrimas de la lluvia. Todavía estamos en el 2109 y Bruna Husky es una detective en horas bajas, que pierde su licencia de investigadora tras acumular varios casos fallidos y agredir a un militar durante el asalto masivo mencionado en la primera línea de la presente entrada. Nos encontramos conque Bruna sigue cargando con sus neurosis existenciales de replicante. Incluso todavía recita mentalmente los años, meses y días que le quedan de vida. Y para más inri, además de perder su licencia, adopta, casi sin comerlo ni beberlo, a una niña, una de las refugiadas que consiguieron saltar la valla, evitando así la deportación de la niña en caliente. Lo hizo instintivamente, sin saber que, con este visceral acto de altruismo, se iba a sumergir en una retorcida trama criminal que se ha extendido a nivel internacional.
A partir de esta adopción, Bruna Husky intenta reconstruir su vida y su carrera profesional. Para recuperar su licencia de detective, tendrá que aceptar que su agresividad de replicante de combate sea tratada por un táctil, una especie de masajista del alma que responde al nombre de Daniel Deuil, que termina siendo el personaje más interesante de este libro. Aunque sospecho que también es una fantasía erótica de la propia autora.
Al igual que en Lágrimas en la lluvia y como en una novela de Asimov, en donde las cosas no pasan porque sí, sino que siempre hay una mano negra moviendo lo hilos desde las sombras, la detective Bruna Husky con licencia provisional hace su día a día, investigando un nuevo caso en la que su nueva hija adoptiva parece estar involucrada de alguna manera. Así pues, nos encontramos ante una galería de personajes variopintos, en donde abundan los seres humanos envejecidos y que presentan pésimas operaciones de cirugía estética. Pero, a diferencia de en la primera novela, las averiguaciones de Husky la llevan a otros enclaves fuera del Madrid futurista. Tiene que infiltrarse en el reino de Labari, un mundo medieval recreado en el interior de una titánica estación espacial, en donde impera una teocracia tiránica y la presencia de replicantes está prohibida bajo pena de muerte. O viajar a una apartada región de la Tierra, en donde se recrudece una confusa guerra nacionalista-religiosa, a pesar de que la versión oficial de los Estados Unidos de la Tierra afirma que la paz impera sobre todo el globo.
Pero no todo es ciencia ficción, tecnicismo, crímenes y violencia en esta obra. Al igual que en la primera entrega, también hay sitio para las historias de amor, con relaciones sexuales incluidas. Porque, al fin y al cabo, es este sentimiento lo que da sentido a la efímera existencia de la protagonista.
En definitiva, que recomiendo la lectura de El peso del corazón, más que la de la primera novela. Porque trata de un tema muy importante, que sale a la superficie una vez que Husky consigue resolver el caso. Pero no diré aquí de qué se trata, para evitar destripes necesarios. Solamente diré que es un problema de hoy en día, que ya lleva décadas surgiendo en el ámbito de las ingenierías energéticas, y que seguirá siendo un engorro en el 2109 y miles de años después. Por este motivo, yo casi diría que la lectura de este libro debería ser obligatoria para las nuevas generaciones de lectores.
Finalizo esta reseña ilustrada-musical con el tema Vector Hunter de Two Steps From Hell, que sirve para ambientar las pesquisas que Bruna Husky realiza en El peso el corazón, escrito por Rosa Montero.
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