El grupo de Tebeos Clásicos.

 Mi único motivo para participar en las redes sociales, es buscar nuevos lectores para mis novelas. Lo declaro así, desde el principio, para que quede bien claro, y nadie se forme falsas ideas sobre mis intenciones.



Dicho esto, también tengo que confesar que esta dichosa pandemia se me ha hecho, como a todo el mundo, muy cuesta arriba. Estoy deseando que la situación se normalice, que la gente pueda moverse libremente, para poder promocionar mis novelas, empezando por la última que publiqué, La estación de los condenados, mi aventura feminista-ecologista. Le tengo echado el ojo a cierto local de Santiago de Compostela centrado en el feminismo. A ver si puedo hacerles una visita cuando por fin esté inmunizado.



Pero mientras, estoy atrapado en una casa de campo, ante una de las principales arterias viales de Galicia, en donde todos los días, dos o tres ambulancias pasan todos los días, con las luces de emergencia encendidas; una perspectiva única que me indica que el maldito virus todavía está haciendo de las suyas, a pesar de que la vacunación está bajando la incidencia.



El caso es que a principios del 2021, fui asaltado una mañana por una llamada inesperada, que pretendía ser una entrevista de orientación laboral, a la que contesté con monosílabos, sin poder salir de un estado de súbito estupor existencial. Y es que sigo queriendo ser escritor. Ya he publicado cinco novelas bastante entretenidas. Pero todavía ando bajo de lectores. La gente todavía no me conoce. ¡Quiero más lectores!



Así que, intentando canalizar mi desesperación, decidí hacer caso a una de las sugerencias dadas por una de mis redes sociales, y me uní al grupo de Tebeos Clásicos de facebook. Y cuando me aceptaron, compartí con ellos, una vez al día, ciertas entradas de mi blog de escritor y algunas de mis ilustraciones.



Una de las primeras entradas que compartí con este grupo fue la más leída del mencionado blog, en la que cuestiono si existe tradición de ciencia ficción en España a través de una experiencia personal de descubrimiento histórico, en donde hablo de Ralph Barby y de otros escritores de su generación, que consiguieron burlar la censura Franquista de los años 70 del siglo pasado con sus novelitas de género. Ante esta publicación, hubo una reacción efusiva por parte de varios miembros del grupo. Al parecer, por fin he conseguido encontrar nuevos lectores, gente que está interesada en mis historias de temática de ciencia ficción.



Durante los siguientes meses, he ido compartiendo con ellos algunos de mis dibujos. Y lo hice a pesar de que alguno me llamaba la atención, diciéndome que el grupo no es, precisamente, para compartir este tipo de ilustraciones, hechas por uno mismo, y no por un autor sobradamente consagrado. Aunque no tardé de dejar de compartir dibujos con ellos, simplemente, porque el número de ilustraciones es finito.

No obstante, a fecha de hoy he sumado un par de nuevos contactos en mis redes sociales, que también son miembros de este grupo. Y además, navegar por las redes sociales se ha vuelto, para mí, mucho más divertido desde que estoy en este grupo. Todos los días leo historietas de El capitán TruenoBolndie, Melitón Pérez y de otros personajes de papel. Así que si al final descubro que no he conseguido nuevos lectores con el grupo de Tebeos Clásicos, al menos estoy sacando un provecho lúdico a la pertenencia de este grupo. Y además, también saco partido a la historia de los cómics que he aprendido en aquel curso de dibujante.



Así que concluyo esta entrada con, además de mi habitual recomendación de que lean mis novelas, que prueben a unirse al grupo de Tebeos Clásicos. Lo pueden encontrar en el listado de grupos de mi página de facebook.

Comentarios

Entradas populares