Reseña "Superman, Batman y Franco".
¿Ataca al dogma? ¿A la moral? ¿A la Iglesia o a sus ministros? ¿O a las personas que colaboran con el Régimen?
A estas preguntas tenía que contestar un censor durante el régimen franquista, cada vez que inspeccionaba una nueva obra pendiente de publicación. Es lo que cuenta Daniel López-Serrano Páez, alias Canichu, en su libro Superman, Batman y Franco, publicado por Domiduca Libreros. Se trata de un ensayo en donde el autor expone sus conocimientos sobre el tema de la censura en la España franquista, datos obtenidos, en gran medida, gracias a su trabajo en el Archivo General de la Administración y en el Archivo Obrero.
El libro describe, apoyado en una sólida bibliografía, cómo el régimen de Franco pretendía consolidar los valores del nacional catolicismo en las nuevas generaciones, empezando por la depuración de maestros de escuela durante la guerra civil, pasando por tener en cuenta la influencia de la lectura durante la infancia, y terminando por censurar el contenido de las distintas publicaciones. Se pretendía perpetuar los valores sociales del régimen a la vez que se evitaba el surgimiento de una nueva república. Es una idea que se expone a lo largo de las primeras decenas de páginas de este escrito, describiendo cómo la censura afectaba a la prensa, al cine, a la música y a otras formas de cultura.
Y una vez situado el lector en el contexto histórico-político-religioso del franquismo, el autor se centra en la censura en el cómic, concretamente, la que se ha dado en torno a las figuras de Superman y Batman. Se trata de un trabajo de investigación realizado por el propio autor, que tuvo que bucear en los archivos para encontrar datos relacionados con estos dos personajes. El investigador cuenta minuciosamente sus hallazgos, en un mar de fechas, en el legado dejado por la burocracia de la época. Sus trabajos e rastreo se vuelven tan productivos, que incluso llega a identificar a uno de los censores del CIPIJ (Centro de Información de Publicaciones Juveniles), que resultó ser una censora. Este es uno de los datos que más me han llamado la atención, que una mujer se dedicara a esta tarea y que, a pesar de ser franquista y de creer con firmeza que el lugar de la mujer está en casa cuidando de los hijos, a veces desvela cierta vena feminista en sus veredictos como censora.
Otro dato que también me llamó la atención (por no decir que me cabreó), fue la lectura del apartado h) del artículo 9 del Estatuto de Publicaciones Infantiles y Juveniles de 1967, que estipula qué contenido hay que evitar en este tipo de publicaciones. En este caso se trata de "Narraciones imbuidas de superstición científica que etc, etc...". No sé ustedes, pero es la primera vez en mi vida que veo escritas juntas estas dos palabras; superstición científica. Me ofende de sobremanera, sobre todo después de todas las noticias falsas detectadas durante la pandemia del 2020. Parece que es una expresión creada por los mismos lumbreras que idearon a las femini-nazis.
Pero volviendo a la censura sobre Superman y Batman, habría que citar que al primero se le tachaba, entre otros motivos, por poseer superpoderes que eran más propios de Dios, lo que podría crear confusionismo (bonito palabro, muy usado por los censores) en las mentes jóvenes. Y al segundo, por sus ansias de venganza, una sensación que el franquismo quería erradicar de las nuevas generaciones, no vaya a ser que surjan elementos que quiera vengarse de algún crimen acontecido durante la guerra civil.
Y por cierto, ninguno de los censores del franquismo había detectado una relación homosexual entre Batman y Robin, es algo que solamente se dijo ya entrada en la democracia.
Aparte de que ambos personajes solían recurrir a la violencia para derrotar a las fuerzas del mal, otro aspecto que fue motivo de censura, era que los cómics de Superman y Batman conformaban un escaparate del estilo de vida americano, lo que daba lugar a comparaciones odiosas entre la democracia de ultramar y el régimen hermético que se vivía en España.
A pesar de que este ensayo está plagado de datos bibliográficos, me resultó muy grato leer este libro, porque, además de entretenerme, he ampliado mis conocimientos sobre la historia de España y del mundillo del cómic, como que la censura abrió la mano con Superman gracias a su parodia de Superlópez, o que Star Wars salvó a la editorial Marvel de la bancarrota, o de la existencia de Modesty Blaise...
Estamos, pues, ante un libro que bien se podría dedicar a todos esos autores, dibujantes y editores de cómics, que publicaron sus historietas durante el franquismo y que lograron, a pesar de la presión de la censura, que varias generaciones de niños pudieran vivir, gozar y tener una infancia, al margen de las exigencias del régimen franquista.
En definitiva, la lectura de Superman, Batman y Franco, escrito por Daniel López-Serrano Páez y publicado por Domiduca Libreros, ha sido una experiencia reveladora para mí; porque descubrí, entre otras cosas, el porqué de que yo, que nací en el mismo año en que se estrenó la película de Superman de Christopher Reeve, soy el primer miembro de mi familia que empezó a interesarse por los cómics de superhéroes. O el porqué de que algunos de mis maestros de lengua española, decían que leer cómics de superhéroes es perjudicial para la mente del alumno.
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